Conexión Establecida
Por Kevin Arias Moreyra
I Ciclo de la Escuela Profesional de Comunicaciòn
de la Universidad Privada de Tacna
Era jueves por la noche y en menos de diez horas debía presentar una entrevista para una asignatura de la universidad. Elegí a mi padre como víctima de mis interrogantes, tal vez porque fue la primera persona que encontré en mi mente luego de oír a la profesora preguntar:
- Kevin, ¿usted a quién entrevistará?
O quizá porque en mi memoria aún se encontraba la voz de mi madre contándome innumerables veces la historia de su vida (sinceramente, muchas más de las que desearía recordar).
Comprendí que si había mencionado a mi padre como candidato para ser entrevistado por mí, debía aprovechar la oportunidad para preguntarle acerca de actividades, pensamientos y sentimientos que no conocía del todo y que quisiera saber para poder comprenderlo en el futuro.
Memo, ¿puedo entrevistarte?- le dije(Al principio creí que respondería con un “estoy cansado, ahora no”. Sin embargo no lo hizo y en lugar de negarse a la entrevista me dijo:
- Pregunta lo que quieras hijo, pero ve a que te corten el cabello.
- Iré mañana – agregué con cierto tono de enfado y es que nada es gratis en este mundo.
Antes de empezar la entrevista pensé en que sería más apropiado dejar de llamarlo “mi padre”, “papá”; y presentarlo a ustedes como Guillermo Arias Veas (o, como lo llamo, Memo). Memo nació en Tacna, el 29 de agosto de 1956. Sus padres, naturales de Arequipa, decidieron mudarse a Tacna poco antes de que él naciera.
¿Qué es lo que más recuerdas de tu infancia? – pregunté.
- (Sonrisa) Creo que lo que me hacía feliz, quiero decir, el esperar a que lleguen las vacaciones para ir a la playa o ir a casa de los abuelos en Molledo. También me acuerdo de los días en que salía a montar bicicleta con mis amigos de colegio. Recuero cuánto quería a esa bicicleta, me la regaló mi abuelo.
Sí, todos sabemos lo que significa un regalo de parte de los abuelos- fue lo que pensé en ese momento, pero esa respuesta no me dejaba satisfecho del todo…
¿Cuándo fuiste creciendo cuales fueron tus intereses?, proseguí.
Pienso que a lo que más me dedique cuando tenía tu edad era la pintura, la lectura y la poesía… ¡ah! claro, me estaba olvidando de la fotografía.
Vino a mi mente la idea del por qué a mí me interesa tanto la fotografía, incluso pensé que podía ser hereditario.
Seguí tratando de sacarle más información a Memo y si me era posible poder seguir en la misma línea de recuerdos, tendría suerte al tratar de saber ¿qué es lo que más recordaba de un viaje?
(Risas) ¿Un sólo viaje? – me respondió con una pregunta, algo tonto pensé.
- Sí sólo uno. – aclaré.
Supongo que recuerdo muy bien mi viaje de promoción, porque pasé unos muy buenos días cuando lo realicé, pero el no poder llegar a Tierra del Fuego es algo que me desilusionó un poco de ese viaje. (Risas)
Y luego de oír su respuesta tan risueña como melancólica, sólo atiné a preguntarle cómo es que conoció a mi mamá.
“La conocí cuando llegó de Lima junto con su familia, su casa estaba justo frente a la mía, vivíamos en la calle Bolívar, un poco antes de llegar al Pasaje Vigil. Nos hicimos amigos y luego ya fuimos enamorados hasta que llegó el día en que decidimos casarnos”.
Recordaba muy bien la historia por parte de Yola, mi madre, (claro que con unos toques de cuento de hadas). El caso es que no había escuchado la historia por parte de Memo.
Pienso que para decidir casarse se debe tomar en cuenta el poder mantener una familia, pero lo que no sabía era en qué había trabajado o en qué trabajaba él.
Me contó que en el principio consiguió un trabajo desde antes de casarse, trabajó como técnico de un laboratorio químico.
Suponía que siendo inteligente sabia de química pero no conocía esa faceta de mi propio padre. Si ya conocía de que se trataba su primer trabajo lo más lógico era preguntarle cuánto tiempo estuvo en él. La respuesta que obtuve fue que dedicó cuatro años de su vida a un laboratorio pero al no conformarse con ese empleo decidió salir del campo de la química.
Sin embargo me quedé pensando en una de sus aficiones de joven, la fotografía. Hace poco encontré algunos libros y revistas del tema.
¿Por qué dejaste de lado la fotografía? ¿Por qué no te dedicaste de lleno a eso? – pregunté.
“Porque cuando tenía tu edad la fotografía no era rentable para nadie, está bien existía uno que otro que se las daba de bohemio y vivía del arte pero de todas formas no se podía vivir de ella. No era como hoy que existen institutos y universidades que dictan cursos de los mil y un tipos de fotografía que existen”.
Continúe con las preguntas - ¿Podrías afirmar que dejar la fotografía como un pasatiempo fue la decisión más difícil de tu vida?
- No. -me dijo. La decisión más difícil fue la de irme a trabajar a las oficinas de la mina de Tintaya y dejar aquí a tu mamá y tu hermano cuando él tenía un año. Aunque no soporté mucho tiempo sin ellos y regresé.
Fue cuando entendí por boca de mi padre lo que significa el extrañar a la familia cuando se está lejos.
Una duda crecía en mí, pues nunca he sabido lo que hace que Memo se estremezca y trate de evitar de cualquier modo, quería saber a qué le temía.
Me dijo que a la muerte de sus seres queridos pero no a la suya. Cuando le pregunté por qué, respondió que no le gustaría separarse de la gente que ama y no soportaría quedarse sólo.
Luego de formular esa pregunta noté que en su rostro se marcaba cierta tristeza, pensé que el motivo era razonable, pues él perdió a su único hermano casi trece años atrás. Vi por conveniente alejarme del tema porque no me gusta ver triste a alguno de mis padres.
Le hice una pregunta que lo motivaría a seguir con la entrevista.
Así que continué ¿Qué es lo que más te gusta hacer?
- A mí, sin duda, lo que más me gusta es crear e investigar. Supongo que me gusta investigar de todo un poco para poder aplicar conceptos distintos a un proyecto y hacerlo más perfecto.
Y al verlo emocionado de compartir un momento conmigo le pregunte cuánto tiempo era capaz de crea e investigar a lo que refirió:” Yo soy capaz de investigar un tema durante horas o días, me apasiona”.
En ese momento tuve ganas de preguntarle por lo que le resultase incomodo de alguna forma y sin dudar me dijo que no podría lidiar o convivir con la hipocresía. Aunque es algo que siempre he sabido de él me da gusto escucharlo cada vez que lo dice, otro de los aspectos de su vida que conocía es el laboral, pero no recordaba a la perfección el cargo que desempeña y fue que tragándome la palta de quedar como el hijo desinteresado del padre y que no sabe en qué trabaja éste, le pregunté:
¿A qué te dedicas actualmente? , (Con voz muy baja y esperando que no haya escuchado esa pregunta o al menos que no se sienta mal por no recordar su función).
Soy Jefe del Área de Informática y Telecomunicaciones de la UNJBG.
Ya me acordé – pensé.
De inmediato, otra duda surcó mi mente algo adormilada por el cansancio. ¿Disfrutas tu trabajo?
- Claro, para mí no es un trabajo, me divierto aunque exista gente que trata de molestar todo el tiempo.
Para terminar la entrevista e ir a dormir quise despejar mi última gran interrogante, aquella que todo hijo alguna vez se hace, ¿alguna vez te he decepcionado?
No, eres un buen hijo, a tu modo, para decepcionarme hace falta cometer errores que se tú no cometerías.
Fue gracias a esa respuesta que pude conciliar el sueño y confirmar que entre Memo y yo existía una verdadera conexión algo que no se podía borrar con el tiempo, porque era el tiempo lo que la hacía más fuerte.
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